Oprah Winfrey, es apodada por muchos “la mujer más poderosa de Hollywood”. No es para menos ya que The Oprah Winfrey Show, es el programa de entrevistas más visto en la historia de la televisión norteamericana.
En la entrega de los Globos de Oro, uno de los tantos premios que ha recibido, dio un discurso de 9 minutos que hizo poner en pie a toda la sala y no una vez, si no hasta en dos ocasiones.
Hay algo que fue clave para que ese discurso fuese tan emblemático.
No fue su lenguaje no verbal
Ni su manejo de los tiempos.
Ni su entonación.
No.
Sobra decir que Oprah maneja todo esto a la perfección, y todo suma, pero el motivo que hizo que a más de uno/a aún le duelan las manos hoy de aplaudir fue otro. Fue el poder de las historias que contó.
En aquel discurso, Oprah comenzó de manera magistral ganándose la atención de todos con estas palabras:
— En 1964, yo era una niña sentada en el suelo de linóleo de la casa de mi madre en Milwaukee, viendo a Anne Bancroft presentar el Óscar a mejor actor en la gala 36º de los Oscars.
No vamos a analizar el discurso entero. Tampoco es necesario ahora, pero fíjate en esas dos frases porque están cargadas de detalles. No es casualidad que Oprah describa hasta el tipo de suelo que tenía la casa de su madre. Tampoco la ubicación ni el año.
Todos estos detalles son los que hacen que tu cerebro se meta de lleno en la historia. Van de lleno a tu parte más emocional para evocarte emociones y sensaciones que hacen que, sin darte cuenta, acabes sumergiéndote en lo más profundo de aquella historia.
Si yo hubiera visto este discurso hace apenas dos años y medio, es probable que no me hubiese ni enterado de estos detalles (aunque seguro que el discurso me habría enganchado). En aquel momento, yo iba por la vida con la mentalidad de que vender, venderse o, en definitiva, comunicar, era algo que a mi no se me daba bien y que no me gustaba.
Tenía tan asumido aquello que ni siquiera me esforzaba en aprender o mejorar.
Dedicaba todos mis esfuerzos a diseñar un buen producto para mi negocio de mochilas esperando a que otro (un comercial) lo vendiese por mi.
¿Y qué crees que pasaba?
Correcto, pues que no me comía un rosco. Vendía tan poco que por las noches cogía mi bicicleta y me iba a repartir en Glovo para sobrevivir.
Sin duda, la pandemia fue un punto de inflexión para mi y me hizo cambiar mi mentalidad por completo. Ahora pienso en todos los años que perdí por no valorar el poder de la comunicación.
Viéndolo con perspectiva, no me gustaba comunicar porque no sabía comunicar. Esto lo tengo claro porque desde que he aprendido a hacerlo y he visto los resultados que esto ha tenido para mi negocio, me gusta y mucho. Me gusta tanto que ahora cuando veo un discurso como el de Oprah Winfrey soy capaz de analizar cada uno de estos detalles y decir.
— ¡Qué cabrona! (con gran admiración, no me malinterpretes)
Nos guste o no, todas las personas comunicamos desde el día en el que nacemos:
- Si tienes un negocio necesitas comunicar para vender.
- Si trabajas por cuenta ajena necesitas comunicar para venderte y postular a un trabajo nuevo o a un aumento de sueldo.
- Necesitas comunicar para ligarte a ese chico que te gusta.
- Necesitas comunicar para entretener a alguien o para ganarte su confianza.
El cerebro ha evolucionado para la narrativa, por eso, la manera más efectiva de comunicar algo es a través del poder de las historias.
Si Oprah Winfrey hubiese comenzado su discurso con el típico “Gracias a fulano y mengano y al de más allá” la gente se hubiera aburrido y hubiese dejado de prestar atención.
La atención es un bien preciado. Si no eres capaz de ganarte la atención de la gente no podrás comunicar y, como decíamos antes, si no puedes comunicar, lo tienes crudo en la vida.
En la guía “Tu Cerebro Contando Historias que conquistan” nuestro querido neurocirujano y yo nos hemos juntado para unir neurociencia y vida para contarte por qué tu cerebro se engancha a algunas historias y a otras no y cómo podrías tu aprender a contar buenas historias para lo que sea que hagas en tu vida.
No vamos a ser nosotros los que te descubramos que tu cerebro lo es todo, para bien o para mal.
Estamos convencidos, porque yo lo pruebo cada día en mis negocios y en mi vida, que si tienes las herramienta adecuadas para entender cómo funciona, podrás potenciarlo al máximo en temas tan importantes como este de la comunicación.
Si sabes aprovechar estas armas que vamos a enseñarte en esta guía para tener la atención de la gente, tendrás el poder para conseguir cualquier cosa. Y si no que se lo digan a ““la mujer más poderosa de Hollywood”
(Además, hemos usado estas herramientas para que puedas consumir nuestra guía de un modo sencillo, ameno y a poder ser, divertido)