A los chupacerebros no les interesa que desconectes por esto
A los chupacerebros no les interesa que desconectes por esto
Aron Rosenberg, un profesor canadiense, se propuso estar 1 año sin conectarse a internet para analizar cómo cambiaba su cerebro.
Lo que no sabía es que, justo dos meses después de empezar el experimento, llegaría la pandemia.
Seguramente la pandemie fue el momento de nuestra historia en el que más internet consumimos. No tengo pruebas, tampoco dudas.
¿Hubieras aguantado sin conectarte? Nada de nada de nada.
Complicado, eh.
En ese momento, Rosenberg reconoce que se asustó un poco pero, como los tiene cuadrados, el tío siguió con el plan.
Dedicó esas horas de soledad y aislamiento a su trabajo de investigación y fue ahí cuando notó un gran cambio: su capacidad de concentrarse en leer durante largos periodos aumentó.
No vayas a pensar que todo fue tan fácil. Hubo momentos tentadores en los que Aron estuvo a punto de caer, por ejemplo, cuando nació su sobrino y no podía ver fotos de él. Sin embargo, aguantó.
El 1 de enero de 2021, el último día de la prueba, abrió el ordenador y regresó a Twitter. Cuando abrió por primera vez su correo tenía 2.836 mensajes sin leer. Cerró el ordenador y se fue a pasear.
A los pocos días, ya consumía internet sin medida y abría pestañas en el navegador por encima de sus posibilidades, como antes del experimento.
También había regresado su falta de atención. Esa que los chupacerebros se encargan de quitarnos a base de dopamina barata, que tanto le gusta a nuestros cerebros.
Aron Rosenberg puede afirmar que tras haber pasado un año sin internet se sentía más feliz. Y no solo eso, sino también más inteligente y productivo (lo primero lo dice su abuela).
Lo que sí es cierto es que ha ganado en capacidad de concentración. Y tiene sentido.
La desconexión es esencial para nuestro cerebro. Todos lo sabemos pero muy pocos lo hacemos bien.
Seguramente ni tú ni yo. No nos vamos a engañar.
Tampoco es necesario un año de desconexión como hizo Aron. Es más un trabajo del día a día.
Lo que sí es importante es saber de qué tenemos que desconectar.
Cada día enviamos un email con tu dosis de cerebrina. Contenido breve y entretenido que te va a dar herramientas para desconectar y otras cosas.
No te cambiará la vida, pero puedes probarlo. Es gratis y puedes darte de baja cuando quieras.